«Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no se atreve a cambiar el color de su vestimenta o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente estas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente quien no gira el volante cuando está infeliz con su trabajo, o su amor, quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida, huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy!, ¡Arriesga hoy!, ¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas ser feliz!»
Texto atribuido a Pablo Neruda y descartado por estudiosos del autor. Hay tantos autores reclamando derechos que difícilmente se podrá saber. ¿Anónimo?
Como bien expresaba André Gide, «Uno no descubre nuevas tierras sin perder de vista la costa».
Según Robin S. Sharma «Es arriesgado subir a las ramas del árbol, pero es ahí donde está la fruta».
Es cierto que en el lecho de muerte, no te lamentarás por los riesgos que corriste, sino por los que no intentaste. El recuerdo de lo no aventurado corroe más que lo vivido, pero el primero no quita valor a lo segundo, pues al fin y al cabo somos lo que hemos vivido, con nuestros aciertos y nuestros errores.