Yo voy a animarme con Marcial. Quizás me cueste terminar de leerlo por la extensión, pero creo que podré hacerme una idea hasta donde llegue, de su dístico y su impronta con tan breve literatura:
“Aprende lo que no sabes: muchas veces una sola obra de Marso y del docto Pedón llena dos páginas. No son largos los poemas que no tienen nada que poder quitarles; pero tú, Cosconio, los dísticos los haces largos”.
Sobras palabras ¿verdad? el ingenio de Marcial es increíble.
Me decidí por Marcial y sus epigramas. Tengo que decir que en modo alguno erré en la elección. Es una obra ingente y no solamente en su extensión, sino que la cantidad de temas que abarca es tanto o más grande. Marcial aborda en sus epigramas prácticamente casi todos los temas que preocupan o inciden en la vida de cualquier persona.
La interpretación cáustica que presenta en algunas ocasiones es muy ingeniosa y por ello os animo a que cuando podáis le echéis un vistazo. Son muy cómodos de leer por la brevedad y el sarcasmo e ironía que desbordan.
Las cuestiones desconocidas quedan perfectamente explicadas en las notas del autor; yo he leído la edición con texto, introducción y notas de José Guillén y Revisión de Fidel Argudo, publicación de la Institución «Fernando el Católico» (CSIC).
Os pongo en evidencia que muchos de los epigramas tienen un doble sentido o son metafóricos, pues tratan un asunto y lo ocurrido, pero ello tiene una lectura vital de experiencias o de pensamientos que a cualquiera no le escapa.
Tenemos ejemplos epigramáticos de mitología; “Lo mismo que Prometeo, atado en las rocas de Escitia, alimentó con su hígado potente al águila puntual a su cita […]”; arte “Toda obra humana debe ceder al anfiteatro del César, la fama celebrará únicamente ésta por todas”; política o sociedad “Dinastía de los Flavios, ¡cuánto te ha quitado tu tercer heredero! ¡Casi fue preferible que no hubieras tenido a los otros dos!”; amor “Al entregar la casta Arria a su marido Peto la espada que acababa de extraer ella misma de sus propias entrañas, le dice: -créeme, la herida que yo me he hecho no me duele, pero la que tú, Peto, vas a hacerte, ésa sí me duele-”; poder “¿Por qué escapas ahora, oh liebre, de la terrible boca de un león tranquilo? […] La liebre es presa de los perros; no llena las grandes fauces. Que el niño dacio no tema las armas del César”. Estos son unos ejemplos, también los hay de historia, de filosofía, etcétera, pero la lectura os aportará muchísimas interpretaciones que se acomodan perfectamente a los tiempos actuales, a vuestros conocidos, a vuestro trabajo, a vuestras aspiraciones e incluso a vuestro enfoque vital.
La obra merece la pena y creo sinceramente que es una lectura de vida.
Si con las cerca de cien páginas que he podido leer me ha gustado tanto, creo que honestamente debo recomendarla por si algún día os apetece leerla. Yo me he obligado a leer (antes de morirme… después ya veremos si
Platón estaba en lo cierto [ya os contaré]) al menos las obras más importantes de cada autor que se desarrolla en cada época, y estamos ahora sólo en Antigua y Medieval, por lo que queda justificado mi anterior paréntesis…