Algunas veces el Arte es víctima de dementes —cuya acción queda comprendida por cuanto no son conscientes del daño causado—; otras de intereses económicos o por parte de ególatras, que originan la desaparición o robo de obras artísticas que debían ser patrimonio de todos. En los dos casos planteados, se disculpa por obviedad a los primeros, nunca a los segundos…
Con los primeros… mejores medidas de protección de las obras; con los segundos… mejores medidas de protección de las obras.