«Disparé mi Hk Compact de 9 mm.; el individuo cayó sobre su costado, herido de muerte. Ella corrió huyendo de mí y del peligro que representaba aquella maldita furgoneta destinada a su secuestro. Cuando llegué hasta él le taponé la herida con mi bufanda, apretando todo cuanto pude…; ya era tarde. Limpié bien la prenda en los aseos del parking y la guardé en mi bolsa, saliendo de allí sin llamar la atención.
Hoy ha vuelto el frío, he cogido la bufanda limpia del armario, me la he puesto sobre el abrigo y he salido tranquilamente a la calle; el viento ha movido una de las partes y… ¡no me podía creer lo que estaba viendo!: ¡estaba impregnada de restos de sangre en su interior!
Me he sentado en un banco de la calle, enajenado, atónito y pensativo… ¿Cómo es posible…?
¡Soy escritor; esa escena de mi novela la escribí hace un mes!»
Me ha gustado el final. Enhorabuena Miguel.