«La palabra: el éter de la imaginación hecho química. Un mundo de manchas negras sobre una rugosidad celulósica, que son capaces de atraer las sinapsis de la información neuronal; del pensamiento en suma. La química física al servicio de la química neurótica.
»Quiero rescatar esas sinapsis una a una, y componer un preludio de mi saturación neuronal.
»Intentar demostrarme la capacidad de extraer las palabras que circulan por los raíles de mi pensamiento a toda velocidad, y acomodarlas sobre la celulosa, para que se remansen y sean capaces de trascender.
»Por eso estoy escribiendo una novela. En principio se llamará… Nevuras.