«Las religiones y las diversas tradiciones sapienciales han acostumbrado a situar el bien y el mal en la esfera de lo personal, a saber, honrar a los padres, no matar, no cometer adulterio, no robar… Así, pregunté en una ocasión a un amigo budista por sus principios morales y comprobé con cierta sorpresa que coincidían básicamente con los diez mandamientos bíblicos, vigentes para el judaísmo y el cristianismo.»
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