«Teras, hijo de Autesión, nieto de Tisámeno, bisnieto de Tersandro y tataranieto de Polinices, se disponía a partir de Lacedemonia para fundar una colonia (…) En la isla que en la actualidad recibe el nombre de Tera, la misma que antes se llamaba Caliste, vivían unos descendientes del fenicio Membliarao, hijo de Pecilas. Resulta que Cadmo, hijo de Agenor, cuando regresaba a Europa, arribó a la isla que en la actualidad se llama Tera. Y al arribar a dicho lugar, ya fuera que el terreno le agradara o que, por algún otro motivo, le viniera en gana hacer lo que hizo, el caso es que en esa isla dejó a varios fenicios y, entre ellos, a Membliarao, uno de sus parientes. Estas gentes habitaron la isla llamada Caliste por espacio de ocho generaciones antes de que Teras llegara procedente de Lacedemonia.
Pues bien, tomando consigo gente de las tribus, Teras se dispuso a partir hacia dicha isla con la intención de formar una misma comunidad con sus habitantes y sin ánimo alguno de expulsarlos, sino ansiando ganarse su amistad sinceramente. Y como, por su parte, los minias que habían escapado de la prisión estaban asentados en el Taigeto y los lacedemonios tenían el propósito de matarlos, Teras intercedió para que no se produjera una carnicería y se comprometió a sacarlos personalmente del país. Los lacedemonios se mostraron de acuerdo con esta proposición y Teras partió con tres trieconteros para reunirse con los descendientes de Membliarao, aunque no se llevó a todos los minias, sino sólo a unos pocos (…) Y por su parte la isla recibió la denominación de Tera en honor de su colonizador (…)
Grino, hijo de Esanio, que descendía del susodicho Teras y que era rey de la isla de Tera, llegó a Delfos llevando consigo una hecatombe ofrecida por su ciudad. Le acompañaban varios conciudadanos suyos y, entre ellos, Bato, hijo de Polimnesto, que pertenecía a la familia de Eufemo, uno de los minias. Pues bien, cuando Grino, rey de los tereos, estaba consultando al oráculo sobre otras cuestiones, la Pitia le respondió que fundara una ciudad en Libia. Entonces el rey le respondió en estos términos: «Yo, Señor, ya soy demasiado viejo e incapaz para llevar a cabo la empresa; impón, pues, esta tarea a cualquiera de los jóvenes aquí presentes». Y al tiempo que decía estas palabras, señalaba a Bato.
Por el momento eso fue todo. Pero, posteriormente, una vez de regreso, hicieron caso omiso del oráculo, pues no sabían en qué parte de la tierra se encontraba Libia y no se atrevían a enviar una colonia a un destino desconocido (…) Despacharon emisarios a Creta para que se informase de si algún cretense o algún meteco había llegado hasta Libia (…) De Tera, primeramente, zarparon unos exploradores (…) Los de Tera decidieron enviar, de cada dos hermanos, al que la suerte designase, y que hubiese expedicionarios de todos los distritos, que eran siete; su jefe, a la par que rey, sería Bato. Así pues, enviaron a Platea dos penteconteros (…)
Resulta que, cuando Bato se hizo un hombre, se dirigió a Delfos para formular una consulta sobre su voz; y, a su pregunta, la Pitia le dictó la siguiente respuesta: «Bato, a preguntar por tu voz has venido; pero el Soberano Febo Apolo te envía a Libia, tierra de pingües rebaños, a fundar una colonia» (…) Entonces él le respondió en los siguientes términos: «Señor, yo he acudido ante ti para formularte una consulta a propósito de mi voz; tú, en cambio, me respondes hablándome de otras cosas, de unos imposibles al ordenarme que funde una colonia en Libia; ¿con qué medios? ¿con qué colonos?» (…)
Dado que los de Tera ignoraban la causa de sus desdichas, despacharon emisarios a Delfos para que consultaran al oráculo sobre los males que les aquejaban. Por su parte la Pitia les respondió que todo iría mejor si iban con Bato a colonizar Cirene en Libia. Tras esta respuesta, los tereos enviaron a Bato con dos penteconteros (…) Colonizaron una isla situada en la costa libia, cuyo nombre, como ya he indicado anteriormente, es Platea (…) En dicha isla vivieron por espacio de dos años (…) El dios no los eximía de fundar la colonia hasta que acabaran llegando a la mismísima Libia. Y, al arribar a la isla, recogieron al que habían dejado allí y colonizaron un paraje de Libia propiamente dicha, situado en frente de la isla, cuyo nombre era Aciris, paraje al que por dos lados encuadran hermosísimos sotos, así como un río que corre por el flanco restante.»
Heródoto, Historia, IV 147-157 (selección), traducción de Carlos Schrader, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1979. Fuente: cervantesvirtual.com
– – – – –
1. Introducción
En el texto que nos ocupa vamos a obtener una serie de informaciones, relativas a la fundación de la ciudad llamada Cirene en Libia, a cargo de los Griegos. Los datos informativos versan tanto en las causas de la colonización, como en los modos y maneras de llevarla a cabo.
La idea principal del texto es la información de los orígenes griegos de la fundación de Cirene.
Las ideas secundarias vienen dadas por las distintas explicaciones respecto a las personas colonizadoras, sus orígenes y los medios llevados a cabo para la fundación de la ciudad, así como los motivos místicos que la influyen.
2. Localización, clasificación del texto y Autor
Obra: “Historia”
Texto: es un fragmento de la obra de 9 volúmenes.
Situación del fragmento: en el cuarto libro. (Historia IV.14-157).
Clasificación: es una fuente historiográfica con temática geográfica.
Autor: Heródoto. Se le considera el padre de la historiografía. Fue un geógrafo e historiador griego que vivió entre el 485 a.C y el 425 a.C. Nació en Halicarnaso, en la costa suroccidental de Asia Menor, viajó a Egipto, Fenicia, Mesopotamia y Escitia, y residió en la Atenas de Pericles, donde formó parte en 444/443 a.C. de la expedición destinada a fundar la colonia panhelénica de Thurios en Magna Grecia.
3. Circunstancias espacio-temporales:
·Fecha, período: se escribió hacia el año 444 a.C .en Panhellen (colonia turia que ayudó a fundar).
·Contexto histórico: pertenece al contexto histórico griego del Siglo de Pericles.
Destinatarios: es una obra de carácter público y con una finalidad instructiva o divulgadora. Compuso su obra en dialecto jónico reciente, que incluía algunos aticismos. Usa un estilo simplista y arcaico, por lo tanto es muy concreto escribiendo y rehuye las abstracciones; se fija en los datos primarios elementalmente perceptibles. De ahí su lenguaje claro y sencillo que fue motivo de admiración en la Antigüedad.
Relación del texto con su contexto histórico: partiendo de la base de que el autor del texto Heródoto, nunca visitó Libia, sino que toma sus referencias de otras fuentes, debemos valorar en su justa medida la aportación histórica tanto geográfica como de personajes intervinientes. Los datos, en su conjunto, pueden ser perfectamente válidos a la hora de tomar una interpretación general sobre el origen griego de dicha fundación de Cirene, sin embargo en las particularidades debemos ser más cautos en la creencia, dado que la mística está presente.
Es muy relevante el hecho de que Heródoto manifestó: «Si yo me veo en el deber de referir lo que se cuenta, no me veo obligado a creérmelo todo a rajatabla; y que esta afirmación se aplique a la totalidad de mi obra» (VII, 151, 3). Refleja por tanto esa honestidad y envite de cautela hacia el lector.
Características de la personalidad del autor que se reflejan en el texto: conocimiento genealógico de los personajes intervinientes, así como geográficos de la zona a grandes rasgos.
Relación de la obra con el resto de la producción del autor: Es la obra más importante del autor, la más completa conservada, y es considerada una fuente importantísima por los historiadores por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y ser a su vez la primera en prosa griega.
4. Análisis del contenido
La estructura del texto se conforma en diversas partes, pudiéndose concretar en cuatro, iniciándose la primera con los ancestros históricos de la isla de Tera, lugar de donde provendrá posteriormente la idea colonizadora de la futura Cirene. Continúa la segunda parte con la efectiva colonización y atribución nominal de Tera y la procedencia de sus colonizadores, siguiendo la tercera con la propuesta del oráculo de Delfos para la fundación de una colonia, y la imposibilidad de Grino por su avanzada edad par tal fin. La cuarta parte retoma la orientación del oráculo y la necesidad de fundar Cirene, esta vez por Bato, que finalmente debe cumplir los destinos y llega a Libia al efecto, tras dos años de vivencia en la proximidad (isla de Platea).
La postura del autor denota en todo el fragmento una asepsia de opinión, limitándose a describir una a una, todas las características sabidas de la fundación, sin entrar en valoraciones de ningún tipo al respecto de las cuestiones que describe.
5. Juicio crítico
En el texto se da una descripción muy aglutinadora de elementos, sobre todo de personajes, que se enlazan con un fin (la consecución de la fundación de Cirene), quizás excesivos para lo que se pretende describir, pero bien organizados por temáticas, con algunas aclaraciones y sin ningún detalle físico ni moral sobre los mismos.
Referente al tema que nos ocupa es interesante resaltar que los datos aportados se entremezclan unos y otros en lo referente a lo supuestamente histórico, y lo místico o divino. De hecho la propia colonización se lleva a cabo incluso sin el entendimiento de los motivos reales por parte de Grino ni de Bato, pues es el propio designio délfico suficiente orden para ello. No sabemos si el uso del oráculo es un “arma” de Heródoto para justificar el desplazamiento a Libia y la consiguiente fundación de Cirene, pero en todo caso es un argumento en el texto de su historia válido para el fin que persigue de informar sobre el origen de la colonia griega.
Opinión personal:
La descripción es, supongo acorde con la época, pero en la actualidad la profusión de ascendientes, descendientes de los personajes se hace pesada de leer, aún cuando en realidad lo verdaderamente importante está dicho con pocos términos. La lectura de lo que ocurre es amena e interesante, salvando ese escollo de personajes, pues realmente son pocos los importantes.
Heródoto, se centra en describir un encadenamiento de hechos y de personas, y componer al lector una generalidad de situaciones de tal forma que pueda hacerse una “composición de lugar” suficiente para tener una idea bastante clara de los ancestros de la colonización de Cirene.