Este fragmento histórico corresponde a la lengua hablada en la región en la que la moneda de oro fue descubierta; ofrecida posteriormente por el asiático Hamid al francés, en Londres.
«Cuando escribo, mis pupilas se contraen cuando un personaje mira hacia el Sol. Una inmersión escénica y sonora me aleja de la realidad mientras mi corazón se acelera cuando recibo un disparo en la pierna... ¡Tengo que huir!».