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Encontrar la felicidad; epicureísmo y escepticismo actuales. ¿Y el estoicismo?
Por Miguel M. Delicado Publicado en Filosofía en 11/02/2012
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Filosofando en el siglo XXI

Cada grupo social busca esa felicidad en un punto determinado, no es lo mismo ser viejo que joven a la hora de «buscar».

Os comento una cosa; uno de los programas que me ha gustado ver es uno que muestra la vida de los grandes multimillonarios (no millonarios, que de esos hay ya muchos) y, en prácticamente todos los casos habían llegado a un gran declive personal tras obtener su fortuna, para posteriormente «renacer» y salir de los modos típicos. La gran mayoría no renunciaba a su fortuna, pero la forma de vida se cambiaba radicalmente hacia un patrón determinado; enfocar su destino a hacer algo en la vida que les diese la felicidad (algunos incluso trabajan más que algunos de los que podéis conocer, ¡hasta madrugan!).

Esto no es en defensa de los multimillonarios evidentemente, simplemente lo aporto como ejemplo para ver que la felicidad no siempre está en tener todos los medios para alcanzarla, pues algunos de ellos se plantearon el suicidio como alternativa vital al no considerar nada de su derredor real sino interesado.

Para centrar este debate tendremos que preguntarnos: ¿es la búsqueda de la felicidad lo que todo el mundo quiere? ¿es necesario buscar la felicidad? ¿porqué? ¿qué es ser feliz?

Según el RAE dos acepciones serían: 1) estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. 2) Satisfacción, gusto, contento.

En la primera entra el epicureísmo que resulta tan actual. Si bien debemos pensar que si produce la felicidad, es tan válido personalmente como cualquier otro.

En el segundo caso entran tantos valores como queramos; una buena comida con amigos, un viaje de placer (Suerte feliz. Viajar con felicidad.

Tercera acepción del RAE), ver una buena película o leer un libro, etc.

La postura escéptica es muy aceptada por el propio determinismo social y la gran dificultad para cambiar las cosas. La gran masa humana hace cada vez más difícil conseguir algo; competitividad extrema, problemas ajenos y lejanos, etc. ayudan sobremanera a aislarnos y alejarnos de los problemas sitos a miles de kilómetros de distancia.

Yo creo que no predomina una corriente más que otras, simplemente el relativismo moral hace que cada cual vadee su “río” filosófico vital de una a otra en función de la edad que va teniendo, ideas que cambian a lo largo de la vida, factores que inciden en su vida etc. Ninguno pensamos lo mismo ahora que cuando teníamos veinte años, hemos pasado de un epicureísmo a un escepticismo e incluso al estoicismo sin darnos cuenta en muchos momentos de la vida.

Podrían definirnos como un estoico político, epicúreo social o escéptico religioso (no me estoy definiendo, es un ejemplo), pero si queremos poner un calificativo único, creo que ni Séneca sería tan estoico ni los demás tan… tan. Cada uno nace, evoluciona y muere siendo un poco de todo.

En todo caso «Me encantaría ser estoico, pero el mundo no me deja», (ironía estoica que se me acaba de ocurrir).

En fin, creo que no es tan impropia la aplicación actual de todo esto que hablamos, tened en cuenta que los problemas son distintos, pero acomodados en su propio tiempo. Quiero decir que efectivamente no sería fácil tender al estoicismo si tenías que madrugar a las cinco de la mañana, pasar todo el día en el campo labrando y luego regresar a la casa del señor al caer el sol para darle explicaciones (aunque supongo que a este campesino le resbalarían los problemas sociales porque no tenía tiempo ni para pensar). Pero pensad que la acomodación actual sería equivalente (exagerando) al broker de wall street que acaba en la oficina a las nueve de la noche intentando llegar a su personal epicureísmo (dar un pelotazo bursátil) y no lo conseguirá en la vida. Las condiciones de uno y otro son extremas, pero dentro de su tiempo equivalentes.

Coincido plenamente en que la búsqueda de la felicidad como fin vital no es mala, y de hecho todos la queremos de una u otra forma. Decir que un ser (da igual que sea animal) no es epicúreo es faltar a la verdad, pues el mal “per se“ no lo quiere nadie para uno mismo (como regla general).

Creo que el escepticismo está anclado muy profundamente en la sociedad actual por diversos factores, entendiendo siempre que afecta a campos distintos y no a todos en general. Los factores que mencioné de alejamiento e impotencia personal respecto a la interacción con ciertos asuntos origina un desengaño socio-político que no tiene repercusión en lo personal en la mayoría de los mortales.

Por apuntar algo que nos “encumbra“ aunque sea muy poquito, creo que todos los que estudian Humanidades en vez de otras cosas ya dice mucho de su interés por las cuestiones vitales ¿y qué es la filosofía sino preguntarse todas estas cosas? Por eso mucho ánimo a todos, que se lo merecen.

«Me encantaría ser estoico, pero el mundo no me deja» Miguel de Leuka 2012. © 🙂

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