“La razón por la que la muerte se aferra tanto a la vida no tiene nada que ver con una necesidad biológica; lo hace por envidia pura. La vida es tan bella que la muerte se ha enamorado de ella, un amor celoso y posesivo que agarra todo cuanto puede. Pero la vida salta por encima de la muerte con facilidad y en el fondo, lo poco que pierde carece de importancia —como el cuerpo, por ejemplo— y la melancolía no es más que la sombra de una nube pasajera”.
Preciosa descripción de nuestra existencia; proviene de un magnífico y duro libro que he leído hace poco tiempo. La supervivencia es el culmen de nuestra propia vida, que lucha constantemente por apartarse de una muerte enamorada, una muerte peligrosa porque nunca podrá obtener el premio: la eternidad vital a la que no accede, por muy enamorada que esté.
El amor, con un precio demasiado alto e inalcanzable repunta melancolía y sombrías ilusiones que conforman una nube pasajera… La vida se abre camino, quieran o no quieran.