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La sociedad altomedieval
Por Miguel M. Delicado Publicado en Antropología, Política en 18/05/2011
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Pirámide social medievo. Fuente: http://4.bp.blogspot.com

Se han expuesto diversos aspectos relacionados con las distintas capas o grupos sociales del Alto Medievo. Es bien cierto que la complementación entre unas y otras derivaba en la mayoría de las ocasiones de la sustentación económica que los diferenciaba, de la forma de vida que tenían, de los intereses o aspiraciones que pretendían y de cuántas otras causas podamos aducir. En el caso concreto de la época que citamos estamos situándonos en una transición de ideologías, religiones y de formas de gobierno que, darán paso más adelante a la Edad Moderna.

Precisamente por lo anteriormente expuesto las clases, o aún grupos sociales, sufrían en todos los casos, independientemente de su poderío, esos cambios generales, lo que les influía en mayor o menor medida en su vida:

-En el caso de los campesinos o artesanos, el problema básico casi no variaba; una posición económica en la mayor parte de los casos escasa; una dependencia prácticamente absoluta de la nobleza efectos de protección; una situación religiosa en función del poder eclesiástico establecido. En el caso de este grupo social, las posibilidades eran mínimas por estos factores indicados. La religiosidad se condicionaba mediante el libramiento de impuestos, según se tratara de la cristiana o musulmana. La dependencia de seguridad se condicionaba mediante la protección de la baja nobleza, organizada por la alta, el campesino o artesano no podía organizar su propia seguridad pues su tiempo se empleaba para el trabajo del campo o la artesanía.

-El grupo de la baja nobleza servía a los intereses propios de la condición de defensa del resto de grupos, para ello cubría con sus armas y sus caballos, con sus estrategias y sus intereses de territorialidad y ascenso en la sociedad, las funciones que los grupos inferiores y superiores no estaban dispuestos a asumir. El destino y posibilidad de asumir un territorio de conquista y pasar a ocupar un puesto socialmente más alto, motivaba la existencia de parte de este grupo que, con las directrices necesarias del estamento superior, y evidentemente el dinero necesario que les facilitaban para los recursos para la guerra, no dudaba en ocupar ese puesto socialmente necesario. La nobleza de baja alcurnia disfrutaba de su posición, pero asumía y cumplía su papel entre el campesinado-artesanado y la alta nobleza a la que pretendían aspirar. Las ayudas económicas a grupos inferiores a cambio de otros recursos de vasallaje fundamentaban también su situación estamental.

-El grupo dominante o alta nobleza asumía el papel rector de la política social, facilitaban los recursos económicos para el “movimiento” de la sociedad a la que dirigían y tomaban las decisiones que trascendían dentro y fuera de fronteras. Su papel chocaba a menudo con el eclesiástico aun no siendo incompatibles, pero precisamente la capacidad de poder sobre los grupos campesino y noble en uno y otro caso, eran el factor de división que los enfrentaba.

-El grupo eclesiástico tenía en sus manos el factor religioso, poder este que a todas luces incardinaba una prebenda sobre el resto. Las “almas” del resto de los grupos dependían de este. Ya hemos citado su relación con la alta nobleza, y aquí radicaba el problema; una dirección religiosa acorde a una política y social. Unas veces se conseguía y otras no.

Todos tenían que irse adaptando a las condiciones de cambio social, el campesino o el artesano ajustaba su creencia a lo que mejor le convenía ideológica o “económicamente”. El noble de escasos recursos debía hacer algo para superar su posición, por lo que en la elección de la guerra, el préstamo o la mediación entre otros, desenvainaba la espada que le proveía de su futuro. La alta nobleza estaba obligada a razonar los cambios territoriales, de poder, de herencias, cambios todos ellos que influían en el resto de grupos y hasta en los propios reinos.

Como conclusiones diríamos que cada capa social cumplía su función, todas ellas asumían “por designio de Dios” o por lo que en suerte la vida les había dado, su situación social, la del otro y la necesidad de que existieran otras para poder ejercer la suya. Un campesino no podía labrar tranquilo si tuviera que estar pendiente de una razia por sorpresa musulmana. Un noble no podía defender para progresar si no había a nadie a quien defender o nadie a quien capturar tierras. Un miembro de la alta nobleza necesitaba sus alianzas matrimoniales para gobernar, su baja nobleza que combatiera por sus territorios, sus campesinos que trabajaran las tierras etcétera.

«Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento». Abraham Lincoln (1808-1865). Político estadounidense.

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