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La realidad musulmana. Un enfoque más racional y menos pasional
Por Miguel M. Delicado Publicado en Religión en 11/06/2012
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Peregrinación en la Meca

Bueno, mi diatriba no sé si iría encaminada hacia lo musulmán o lo cristiano-judáico… Quiero decir con ello que aquí nadie es perfecto. Los valores de sociedades que se miden por escalas distintas no pueden “equidistarse” aunque sí compararse, siempre que en la comparación no entremos en la propia valoración, pues ahí entraremos en el error.

La sociedad islámica, en el conjunto de culturas y países, tiene una forma de entendimiento de la propia vida y régimen de consenso social muy distinta en lo que a valores tenemos los que nos consideramos “avanzados”. Yo pienso que ahí radica la cuestión.

El avance cultural de Occidente, o de los países más democráticos, nos ha llevado hacia una sociedad en la que la libertad personal se subordina a la colectiva pero en cualquier caso es libertad, individual o social.  Este elemento de prestancia social respecto a los países islámicos menos tolerantes, ha ido poco a poco sesgando su propia esencia. Hoy en día nuestra propia libertad es muchas veces nuestra cárcel. Nuestros derechos se revierten en obligaciones inútiles y en vidas anodinas y sin valores personales. En todo ello quizás es donde la raíz musulmana nos va cogiendo terreno.

El mundo islámico tiene sus variantes; ni todos los países musulmanes son poco avanzados socialmente ni todos tienen la misma visión y aplicación de la Sharia o del cumplimiento de los preceptos coránicos. Esta variopinta dispersión es la que propicia la poca unión de la Umma, la que hace que no estemos en permanente acoso de la “otra parte” y de que podamos vivir nuestras acomodadas vidas occidentales. Pero si analizamos un poco más profundamente esta sociedad islámica, veremos que nos ha proporcionado no solo el avance cultural del que ahora presumimos, sino la vivencia y compaginación de hechos históricos y sociales que han dotado a lo occidental de gran cantidad de avances técnicos, médicos, etcétera. ¿Son diferentes? Pues no, simplemente han mantenido usos y costumbres que difieren de lo que actualmente se considera avanzado.

En relación a muchos de los usos citados hay incomprensión por nuestra parte, pero no nos engañemos, a ellos tampoco les gustan mucho los nuestros (los excesos sociales “occidentales” no traen pocos problemas coligados).

La asociación político-religiosa de su sociedad (antes la nuestra en Al-Andalus) es lo que más la dista, pero aquí hay que hacer matizaciones en nuestro supuesto avance cultural. Recordemos que estamos en el Siglo XXI, y aún hay que precisar en nuestra querida tierra si queremos o no dar el “diezmo” a la Iglesia en la declaración de Hacienda, si es factible o no un permiso por carnaval o sí en el caso de una procesión es indiscutible, y podía seguir poniendo ejemplos… Con esto no pretendo entrar en disquisiciones religioso-republicanas (ironía), sino poner de manifiesto que ni estamos tan avanzados como nos creemos respecto a ese tipo social, ni nos separamos tanto de su forma socio-gubernativa. En nuestro propio país lo religioso está y ha estado junto a lo social desde casi siempre, estuvieran aquí visigodos, árabes, mauris o “recristianizados”, y ¿por qué? pues por algo muy sencillo, porque el hombre tiene cuerpo y alma, tiene necesidades y también deseos.

En lo occidental queremos separar lo sensible y lo suprasensible mediante conceptos como la libertad o el avance, pero en lo islámico todo eso carece de sentido porque simplemente son parejos.

No estamos nadie en posesión de la verdad socio-vital. La libertad, el avance cultural nos ayudan a elegir, pero por favor… que la decisión sea nuestra.

Tipos de vestimenta de la mujer musulmana

Un paso adelante… no es malo, siempre que se tenga en cuenta desde dónde se apoyaba el pie trasero, que es el que ha permitido que el delantero avance. Esto que parece una tontería es un factor intrínseco de cualquier progreso, y en el caso musulmán, nos dieron el apoyo (y el impulso) para que nuestra zona de vivencia (Occidente) creciera adaptando sus formas de socio-vivencia a unos parámetros que cada vez eran más distantes de los suyos.

El subproducto que ha creado esta sociedad vive un poco alienado de su propia esencia (no quiero dar referencias de la cantidad de libros de autoayuda vendidos, ni del índice suicida social que es más que evidente apoyado en la propia depresión [y sí, también ayuda la económica]). Todo esto que nos parece distante, está muy cercano, y la religión trata también de afrontar estos derivados sociales de nuestro supuesto avance.

El Islam y el conjunto de la Umma con todo su extrarradio de actuación e influencia, más allá de las fronteras naturales o artificiales, nos demuestra hasta qué punto es posible la unidad en la diversidad. Quizás el cristianismo o el judaísmo tengan mucho de sentimiento amoroso y de unión, pero pienso que es más en la teoría que en la práctica; no se “siente” uno cristiano de una comunidad más allá de la propia iglesia, región o incluso país, o en una misa en el Vaticano. Pero ahí tenemos que abordar la diferencia con los musulmanes, su Umma es de tal envergadura social que permite considerar la ayuda entre hermanos incluso en las situaciones más dispares y menos entendibles para nosotros… o se nos ocurriría en Japón decirle a un español ¿me puedes ayudar, es que soy cristiano como tú? Bueno, pues no nos asombre si la petición en Japón la hace un árabe a un pakistaní. Y esto es independiente totalmente de que la Umma actúe sin jerarquía, de que no exista unión política entre ellos y que además existan diferentes madrazas y formas de entender las cosas, lo esencial, lo trascendente es primordial y así lo quieren. están en su derecho (aunque no sea tan positivo como el nuestro).

Evidentemente no quiero con esto decir que esté totalmente de acuerdo con su funcionamiento social, me limito como aprendiz de humanista a cuestionarme y poner en debate cómo dos vivencias recalan en el avance-materialismo y en el retroceso-espiritualismo respectivamente, y en pleno siglo XXI.

Es muy bueno progresar, que la cultura y la ciencia nos ayuden a vivir mejor, pero el mundo musulmán nos enseña que la esencia del ser humano trasciende ciertas cuestiones mundanas y por tanto no debemos perder de vista aquel pie que mencionábamos y que se quedó atrás…

En cuanto a a la libertad individual baste decir que mientras que nuestros poderes legislativos no paran de sacar leyes incumplibles en su mayoría (libertad individual a escena), el mundo musulmán prescinde de este estamento social suplido por la aplicación de la propia Sharia (libertad colectiva a escena también). Quizás esa “validez perpetua” de la Sharia es una definición acertadísima como indica un compañero de carrera mío, Sebastián.

Tienen que cambiar muchos aspectos de su vida relacionados con los derechos de la mujer, la propia Sharia, la tolerancia religiosa (algunas facciones) y poco o nada de los principios de la Umma (nadie querrá prohibir el bien y ordenar el mal). Pero ¿y nosotros? ¿tan seguros estamos de que nuestras leyes son mejores? ¿y nuestra propia vida? Seamos más prudentes, que torres más altas han caído y seguro que al noventa por ciento de la Umma no le pareció nada bien aquello del 11-S por muy islamistas que fueran. Ni todos somos cristianos ni todos somos españoles, que la Tierra no entiende de fronteras “migracionales”.

La búsqueda causal de la decadencia (yo diría retraso) cultural musulmán (en términos genéricos de países), tiene su propia respuesta en su propia esencia. Evidentemente el que haya tantos matices ya deja al descubierto que no hay una sola causa que buscar. Sí son varias, hasta seis como se detallan abajo, creo que ya tenemos una causa principal; la desunión en torno a su propia cultura y al acuerdo sobre su propio problema.

El Corán

Por abordar un desarrollo común cito por epígrafes:
1º- La vuelta al pasado, a los valores tradicionales, no es algo malo siempre que se haga como rescate de valores, pero acomodados a la realidad social del momento y no todos los valores son esenciales, ni todos descartables.
2º- La concepción liberal rompe con su propia esencia cultural, por lo que se aleja bastante de sus propias raíces, es difícil, por tanto que esta premisa se asiente en lógica consecutiva proposicional, pues partimos ya de una inicial errónea; su tradición no está en absoluto basada en esta liberalidad. Sobra decir que la palabra de Dios fundamenta su propia ley positiva.
3º- Aquí tenemos un punto de inflexión, a mi modo de entender, tanto la Umma como la tradición, e incluso el Corán basan ese socialismo en un reparto de riqueza, en la ayuda de unos a otros, en fundamentarse en el bien, en castigar el mal, etcétera. Todo muy idílico pero muy irreal, pues ya se prioriza la Umma sobre el resto del mundo, el musulmán sobre el cristiano, yo sobre otro…
4º- Esto de la nación árabe suena como a la Unión Europea… ¿hace falta mencionar cómo estamos nosotros, los que aquí debatimos sobre los «retrasados»?¿nuestra unión occidental europea es ejemplo económico?¿social de unión entre un alemán y un español? Yo no lo creo, y creo que la «nación árabe» tampoco, por eso no conseguirán que la fe una lo que socialmente es aceite y agua, pastores nómadas con jeques multimillonarios… Nosotros tampoco.
5º- El primero de su esencia. Adaptarse al mundo económico actual, a la cultura del siglo XXI podría darles un paso adelante, pero también les traería los mismos problemas que a nosotros. Preferiblemente una visión conjunta de tradición adaptada les reportaría mejores beneficios socio-culturales y económicos.
6º- ¿Y en el cristianismo?¿o no nos percatamos de que con el avance cultural ya no hay tantos «milagros» por tantos lugares de nuestra recóndita España?  Efectivamente la desesperanza trae un acercamiento a la fe. La frustración del mundo musulmán tiene que ver mucho con la guerra, con la pérdida, con la desigualdad, con el retraso, con la envidia, con el no poder… ¿Nos suena algo de Occidente?

Bien, solo apostillo que creo que ninguno vamos a dar con la respuesta acertada, ni la tradición, ni la lengua, ni la Unión Europea ni nada de eso aporta la unión, sin embargo en un partido de fútbol se ve más de eso que en otras cuestiones mucho más importantes. Eso sí, por un tiempo de pocas horas.

El ser humano socialmente e históricamente (desde la prehistoria) se ha movido en números proximales a la concepción de «grupo» que opera en su cabeza, y este no va más allá de la treintena de miembros. Esto puede ser una razón, tanto de la dificultad de establecer esas uniones de países completos, como de la propia fe. Otra cosa son los acuerdos de cooperación, desarrollo y prosperidad que se imponga el mundo musulmán, los cuales le traerían mayor avance, pero creo que «el grupo» está muy fijado y no es partícipe de nuestras historias.

La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza. Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.

Lo curioso de tener una lengua única (no como la UE) y además proveerse de la Umma (inexistente concepto religioso de aplicación real para nosotros [a mi entender]), no lleva a efecto una unión islámica como sería lógico. La realidad es un vasto ámbito de; desunión; luchas de poder; existencia de facciones radicales, religiosas y económicas; emporios económicos y pobreza; ambiciones territoriales; multi-culturalidad; desigualdad social… y aclaro, que no estoy hablando de Occidente, aunque nos hayamos  perdido, y si es así es normal, porque todo lo dicho es aplicable a la U.E. igualmente. Por tanto no estamos hablando de diversidad en la unidad, sino de diversidad en la desunión musulmana u occidental.

Unión en la diversidad

Nos aventaja el mundo islámico en la lengua, en la Umma, en muchas cosas, pero sigue tejiendo su entramado con las mismas fallas que nosotros, unos con veintitantas lenguas y otros con una, unos con la Unión Europea y otros con la Liga Árabe, unos con el Vaticano y otros con la Kaaba, pero en el fondo de todo esto subyace el libre albedrío del ser humano para creer, para convencerse de las cosas, para “sentirse” unido a otros y yo me reitero, los grupos humanos que funcionan son reducidos, al menos para la progresión en el tiempo (no es válido la unión momentánea para un fin, véase el bando aliado en la segunda guerra mundial como ejemplo ¿y después?, pues que Reino Unido nos dice que nos vayamos con nuestro euro a…, es un ejemplo).

Queremos “buscar” un motivo que a mi parecer no existe como tal, quiero decir que todo lo que se plantea no es más que una suma de situaciones que dan como resultado una desunión diferente a la occidental, pero en sí misma sigue siendo eso, una diferenciación de opiniones, de culturas dentro de una misma lengua como el árabe, de creencias dentro de la misma Umma que “tanto” parece unir…

En todo caso apunto como curioso que con esa pretendida unión islámica, en la lengua y en la religión, su avance actual sea menor que Occidente (en términos generales)… ergo desunámonos (ahora está en boga).
Moralmente quizá tenemos que aprender algo más de su forma de ver la vida, más introspectiva, sin embargo en otras cuestiones deben aprender ellos de nosotros cómo avanzar culturalmente con menos problemas legales y tradicionalistas.

No solamente se reduce al ámbito interior el asunto religioso, hoy en día se tiene miedo de expresar abiertamente muchas cosas (y estamos en una sociedad democrática y de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político). Ejemplos hay muchos, no entro a ello, pero miles.

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